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Fundadora de las “Hermanas de la Misericordia” de Burdeos, dedicadas a la atención de muchachas marginadas. Nació en 1754 en Barsac, Francia. En la Revolución francesa estuvo presa y varias veces condenada. Con todo se dedicó a enseñar al catecismo y atender a las muchachas abandonadas.
Durante el turbulento período se relacionó estrechamente con el Beato Chaminade, sacerdote clandestino que había regresado a Francia desde Zaragoza.
Después de pasar los días del desorden revolucionario, Chaminade la animó a abrir el Noviciado de la nueva Congregación religiosa en 1818.
Su pedagogía de recuperación de las muchachas descarriada fue admirable.
Murió en Burdeos en 1836, después de largos años de enfermedad durante los que gobernó la creciente institución desde su habitación con gran prudencia.
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